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La lactancia materna es la mejor para el niño y la madre. Proporciona el alimento que el bebé necesita y de la mejor forma que éste puede digerirlo, además de una serie de defensas naturales que le protegen frente a ciertas enfermedades y
reacciones alérgicas.
Cuanto antes le ofrezca el pecho a su hijo después del nacimiento, antes él aprenderá a mamar y antes le "subirá" la leche a usted.
El pecho no debe tener un horario estricto. Póngale a mamar cuando crea que tiene hambre, pero no antes de transcurridas 2 horas desde la última vez (el pezón no es un chupete). Téngale al pecho el tiempo que él necesite. Más adelante todo se irá regulando solo.
Los primeros días la leche es más "clara" (calostro) y es la que le conviene a su hijo. Por lo general los bebés no necesitan que seles ofrezca agua, salvo quizás en los meses más calurosos.
No se obsesione con el peso del niño, confíe en su capacidad para alimentarlo. Lo normal es que usted pueda criarlo al pecho sin ningún problema. Recuerde de todas formas que en los primeros días de vida los recién nacidos siempre pierden peso. ¡Esté tranquila, es más fácil de lo que parece!
Relájese y póngase confortable.
Siente al niño en su regazo, sujetando su cabeza y espalda con el antebrazo y sus nalgas con la mano, de forma que la cara y los hombros del bebé se enfrenten con su pecho, y el vientre del niño con el suyo.
Aproxime la boca del niño a su pezón y no se preocupe, que él hará el resto.
Haga un descanso en mitad de la toma para que eructe y repítalo al final.
Comience en cada toma con el pecho que le ofreció en último lugar en la toma anterior.
Si tiene dudas, no dude en consultarlas antes de volver a su casa.
Si nota que la leche le gotea entre tetada y tetada, cubra los pezones con un "protegemamas".
Lávese los pechos diariamente en la ducha, como parte de la higiene general cotidiana. Póngase vestidos sueltos y que no opriman el busto.
En caso de utilizarse, se hará con una fórmula adaptada.
Debemos insistir en la higiene de las manos antes de preparar el biberón. Hiervan los biberones y tetinas antes de su uso.
La cantidad de leche por toma, así como los incrementos sucesivos, dependerán del apetito del niño, manteniendo siempre la proporción de 30 c.c. de agua por cacito raso de polvo. Pongan en el biberón primero el agua y luego añadan el polvo.
Ofrézcanselo cuando la leche esté tibia. El agua se puede hervir cada 24 horas (mínimo 10 minutos de ebullición).
El biberón se puede calentar en un microondas, teniendo la precaución de agitarlo una vez calentado y siempre comprobando su temperatura antes de ofrecérselo al bebé.
Incorporen al niño tras la toma para que expulse el aire.
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